
En este pequeño pueblo siciliano, el tiempo parece haberse congelado en varias épocas que evoca la arquitectura medieval, renacentista y barroca de sus edificios. En medio de estos, emerge entre árboles el Bar Vitelli, un discreto café que Francis Ford Coppola escogió para formar parte de los escenarios de su obra más célebre: los escenarios de Savoca, un enclave histórico repleto de ruinas y edificios antiguos, encajaban con el argumento de la película. A día de hoy, forma parte de la ruta que se ha creado alrededor de El Padrino y en su interior se encuentra un pequeño museo.
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