
Su nombre es EDRO III y el 8 de diciembre de 2011 transformó la costa chipriota. Con bandera de Sierra Leona y de propiedad albanesa, el barco se encalló frente a la ciudad de Peyia en un viaje entre Limasol y Rodas. La tormenta sorprendió a los tripulantes y tras horas de lucha contra las olas, la embarcación quedó inmóvil en las rocas. Ocho años después sigue allí. A pesar de los intentos por retirarla, las dificultades del proceso hicieron que las autoridades dejaran de intentarlo y se convirtiera en un atractivo más en medio de la belleza natural de la zona de Pafos. Chipre cuenta con más embarcaciones encalladas y hundidas que hacen del submarinismo una actividad en potencia más allá de su biodiversidad marina.