A mediados del siglo XVI, en Italia ya existían grandes bibliotecas públicas como la de San Marcos de Venecia, la Laurenciana de Florencia o la Vaticana. Por aquel entonces, España todavía no contaba con ningún espacio en el que se reunieran los tesoros literarios del país., y se estableció un deseo generalizado entre los eruditos humanistas de España para fundarla en Valladolid. Sin embargo, cuando Felipe II regresó a España en 1559 de los Países Bajos y escogió Madrid como sede permanente de su corte, decidió que la biblioteca se establecería en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
La primera piedra del Monasterio se colocó el 23 de Abril de 1563 y, aunque los primeros libros llegaron en 1565, tardaría 21 años en acabarse de construir. Hoy, la Real Biblioteca de estilo renacentista alberga una gran cantidad de volúmenes y una obra maestra en el Salón Principal, de los Impresos o de los Frescos debido a las pinturas que adornan el techo y las cornisas. Con 54 metros de largo, 9 de ancho y 10 de alto, su planta rectangular tiene como precedente estructural la biblioteca Laurenziana de Miguel Ángel, que configuró un nuevo modelo de librería. Ya en un inicio, la intención de construir esta sala fue que no se convirtiera en un depósito de libros, sino que sirviera como un lugar de trabajo científico, con una gran cantidad de dibujos y grabados, instrumentos matemáticos, mapas, esferas, reproducciones de fauna y flora...
Más ubicaciones exactas.