La lluvia es constante en esta parte de la península olímpica, en el estado de Washington (Estados Unidos). Cada año, suelen caer en la selva de Hoh alrededor de 4.000 milímetros de agua frente a los 450 de Madrid o los 600 de Barcelona, convirtiéndolo en el bosque más húmedo del país. Las precipitaciones han trabajado el lugar durante miles de años hasta crear una postal mágica, como si hubiera salido de un cuento de hadas. La bruma baja a niveles bajísimos y se filtra entre la vegetación humedeciendo el terreno. Un medio idóneo para que aparezca el musgo que se adhiere a cualquier superficie y adorna los árboles de un manto aterciopelado.
Arces, chopos y cedros comparten espacio mientras que los abetos de Sitka se alzan hasta los casi cien metros de altura. Entre ellos, una red de senderos corre serpenteante por donde transcurren cientos de turistas que quieren perderse en un bosque de cuento fantástico.
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