La agricultura fue el germen de lo que somos hoy. Gracias al cultivo de la tierra dejamos de ser nómadas para convertirnos en sedentarios, de cazadores recolectores a productores de alimentos. Un equilibrio que el cambio climático y sus efectos secundarios amenaza con destruir. Por ese motivo, en 2008, se construyó en las islas Svalbard (Noruega) el Banco Mundial de Semillas. También conocido como la ‘bóveda del fin del mundo’, este edificio apocalíptico en mitad del hielo funciona como un enorme depósito en el que se guardan más de un millón de muestras de semillas de todo el mundo.
La instalación solo deja ver la entrada, un rectángulo de hormigón encastado entre la nieve y la roca que bien parece ser un portal hacia otro mundo. Excavado en la montaña, el edificio se adentra en su interior a una profundidad de 130 metros. Sus diseñadores lo construyeron así para evitar cualquier catástrofe y mantener a salvo las semillas que se encuentran a una temperatura media de -18 grados. Sin embargo, en 2017 el ministro de Agricultura de Noruega informó que el deshielo del permafrost está causando daños en la estructura y el agua puede llegar a filtrarse, por lo que destruiría las semillas.
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