
Buda y Pest, dos ciudades en una -en realidad, tres, pero Óbuda no se fusionó en la toponimia actual-. La antigua capital del Imperio austrohúngaro mantiene hoy el aire regio junto a una antigua pátina comunista. Es todo historia, y mucho presente.
Baños termales, tranvías, puentes, paseos nocturnos en barco, restaurantes a la última, bares en antiguos edificios en ruinas, monumentos que de noche lucen iluminados, la capital de Hungría es uno de los destinos europeos a descubrir. El bello edificio del Parlamento es, junto al puente de la Cadenas, el símbolo más reconocible de Budapest. Ambos se encuentran paseando por la orilla del Danubio, en el que se refleja como un diamante el edificio neogótico. Su visita es imprescindible. Muy cerca se encuentra el monumento de los zapatos, en recuerdo a los 250.000 judíos ejecutados por el genocidio nazi. Nunca fallan las flores ni las velas.