Está claro: Islandia es un museo al aire libre de caprichos geológicos volcánicos. Uno de los más fotogénicos se encuentra en la península de Vatsnes, en el norte del país. Se trata de un farallón que ha resistido al paso del tiempo, estoico e indestructible, sobre el mar. Su fotogenia es indiscutible, así como el magnetismo de su curiosa silueta. Hay quien ve en ella un dragón bebiendo agua. Otros piensan que es un troll petrificado tras ser sorprendido por la luz del sol. Sea como fuere, su apelativo "camisa blanca" obedece más al color del guano que han depositado aquí las diferentes colonias de aves.