Este costoso proyecto fue objeto de muchas críticas, pero también de los mejores halagos. El 18 de noviembre de 2008, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y los reyes de España inauguraron la Sala de Derechos Humanos y Alianza de las Civilizaciones de la sede de la institución en Ginebra. El techo de la sala fue lo que generó la mayor expectación entre los asistentes, que no tardaron en bautizarla como la Capilla Sixtina del siglo XXI.
El rediseño de la sala se financió con una donación española a la ONU y tardó más de dos años en completarse. La vieja cúpula dio paso a una llena de colores de la que parecían colgar estalactitas rojas, azules y amarillas, obra del artista contemporáneo Miquel Barceló. Para renovar la cúpula de más de 4.800 metros cuadrados, 20 asistentes utilizaron más de 100 toneladas de pintura con resina que después recubrió con aluminio para la seguridad de los asistentes.
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