
Homebush Bay, ubicada en Sidney, era una de los puertos comerciales más prósperos de Australia. Los barcos que surcaban la bahía, normalmente cargados de carbón, petróleo y suministros para la Segunda Guerra Mundial, se desmantelaron por dentro y se dejaron flotando en el lugar donde acabaron la última de sus travesías. Aunque son cuatro los cargueros que se abandonaron, el más notable de ellos es el SS Ayrfield, en el que ha brotado, no se sabe cómo, un frondoso bosque de manglares.
El barco, que se construyó en 1911, ha sido conquistado por estos árboles, que se desbordan por los laterales del casco y lo erosionan lentamente. Se desconoce cómo es posible que el carguero no se haya hundido aún por el peso de la vegetación que lo habita y que le da el nombre por el que es popularmente conocido en Sidney: El bosque flotante.
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