
Apodada por los propios noruegos como la ‘construcción del siglo’, la Atlantic Ocean Road recorre aproximadamente ocho kilómetros conectando multitud de islas e islotes, de las más de 179.000 que componen el país nórdico. Construida en 1989, el hormigón parece perder su rigidez natural y se flexiona, se estira y se contrae amoldándose a la perfección a la difícil orografía noruega. La ruta, pensada inicialmente para mejorar la conexión entre las islas, se ha convertido en un reclamo turístico y cada año viajan miles de personas para recorrerla, aunque la experiencia puede variar según la climatología. En verano, el recorrido suele ser tranquilo y apacible, dejando vistas increíbles y puestas de sol dignas de la mejor postal. En invierno, en cambio, el frío, la lluvia y los fuertes oleajes dejan un paisaje abrupto, difícil, no apto para todo el mundo. El entorno y su curiosa forma han hecho que muchos la denominen como la carretera más épica del mundo.
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