Más de 200 metros de largo y tres de ancho permiten cruzar este lago artificial de la reserva natural De Wijers en bicicleta y, en un punto, pedalear con la superficie del agua a la altura de los ojos, con la posibilidad de toparse cara a cara con algún cisne. Una experiencia que desde 2016 ha alimentado todavía más a que la zona de Bokrijk-Genk, ubicada al noreste del país, sea uno de los reclamos más atractivos para los amantes de la bicicleta.
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