No, en Sudáfrica no solo hay safaris y playas salvajes. De hecho, el corazón del país puede presumir de ser una de las zonas más escarpadas del continente negro. Allí, en las conocidas como montañas del dragón (Drakensberg) junto a la frontera de Lesoto y a casi 3000 metros del altitud, sorprende esta cascada que, dividida en cinco saltos, llega a tener una caída de 948 metros durante todo el año. Su hilo constante de agua abandona una preciosa ladera para precipitarse hasta un anfiteatro done el río Tugela se recoge para continuar su camino hasta el océano Índico. Pese a lo abrupto del lugar, llegar hasta aquí es sencillo gracias a un sendero de tres kilómetros y medio que separa esta maravilla natural del parking de Sentinel.