
Las cataratas de Cambugahay son la guinda a un pastel llamado Siquijor. Siquijor es una de de las más de 7.000 islas que constituyen el archipiélago filipino, y a pesar de la competencia, también es una de las más especiales. Los españoles la apodaron como 'la isla del Fuego' por la cantidad ingente de luciérnagas que cada noche iluminaban la isla, pero muchos la conocen no por sus luciérnagas, sino por el halo de misticismo que le rodea. Durante siglos, la magia negra ha sido una actividad recurrente produciendo infinidad de historias fantasmales. De hecho, siguen habiendo brujos y hechiceros.
Dejando un lado lo espiritual, Siquijor reúne algunos de los paisajes más espectaculares del mundo, como sus playas o las cataratas de Cambugahay. Un manto turquesa viste los tres niveles de agua de los que se compone, y sobre ellos, una red interminable de lianas que cuelgan de los árboles desde los que lanzarse al agua como el mismísimo Tarzán. El acceso es gratuito aunque la experiencia selvática tiene un pequeño coste.
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