Su espectacularidad les ha llevado a ser conocidas como catedrales o capillas de mármol. Lo cierto es que son peñones y cuevas formadas por las olas que han arrastrado minerales y que han moldeado sus paredes arremolinadas a lo largo de los años. Los rayos de sol y el azul del agua consiguen cambiar los tonos y la intensidad de la roca, que varia dependiendo de la época del año y es especialmente espectacular entre septiembre y febrero, cuando el hielo se derrite e intensifica su color. Hechos que las dota de todavía más misticismo, así como su aislamiento, pues solo se puede acceder a ellas en barco. ¿Dónde están? En la región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, en una península del lago General Carrera, que se extiende en la frontera entre Chile y Argentina.
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