
Si la Atlántida no aparece, ¿por qué no construirla? Eso debió pensar el empresario Gary Lavine y el artista Kim Brandell hace más de treinta años cuando decidieron recrear la mítica ciudad descrita por Platón a 12 metros de profundidad en la costa de Key Biscayne, en Miami. Grandes esculturas de bronce e imponentes columnas de hormigón cubren el fondo marino en el que el coral ha hecho suyo cada rincón de este curioso lugar.
Durante la construcción del Neptune Memorial Reef, la falta de inversión obligó a cambiar el propósito inicial y el proyecto derivó a la creación de un cementerio submarino destinado a los amantes del mar que desearan pasar la eternidad bajo el agua. Las cenizas se guardan en unos cofres de cemento especialmente diseñados para ser conquistados por las especies coralinas creando así un cementerio sostenible y un arrecife que devuelve la vida a la costa de florida. En la actualidad, cualquiera con licencia de submarinismo puede sumergirse y observar las lápidas en compañía de multitud de peces y hasta delfines que campan a sus anchas por el campo santo.
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