
Los gasómetros de Gaswerk Simmering de Viena son, sin duda, un claro ejemplo de reciclaje arquitectónico. A finales del siglo XIX e inicios del XX, la industrialización llevó a las ciudades europeas un nuevo urbanismo, caracterizado por las paredes de ladrillo y las chimeneas. Entre ellas, los gasómetros también adquirieron un papel relevante para abastecer y regular el consumo de gas de las localidades. Con los años, el sistema se modernizó y las estructuras dejaron de ser funcionales. Algunas fueron derribadas, mientras que otras se mantuvieron y adquirieron una nueva vida, como los de la capital austriaca, utilizada para alumbrar sus calles hasta 1984. Desde entonces, el complejo de cuatro gasómetros permanece en pie con la estructura exterior original y ya en 1995, se reconstruyó. En la actualidad, la planta baja de cada uno cuenta con centros comerciales,oficinas en las medias y viviendas habitables en la parte superior de los edificios.
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