La ciudad de las mareas

A 50 km del Mont Saint-Michel, Saint-Malo registra mareas que suelen variar de 13 metros entre pleamar y bajamar.

Saint Malo

Foto: Shutterstock

El paisaje de Saint-Malo cambia dos veces al día debido a las mareas, un fenómeno que se intensifican todavía más con la luna nueva y la luna llena, con coeficientes de 100 o superiores (el máximo es de 120). Esto significa que el nivel del mar suele variar más de 10 metros entre marea baja y marea alta, siendo testigo de unas de las mayores mareas de todo el continente junto a su vecina Saint-Michel debido a su situación geográfica en la que el Océano Atlántico se precipita en el Canal de la Mancha.

En esta localidad de la región de Bretaña las mareas, más allá de ser un espectáculo de la naturaleza, forman parte de la vida cotidiana de sus habitantes. Para hacer frente a la fuerza de las olas, Saint-Malo cuenta con varios rompeolas: más de 3.000 pilotes de madera de varios metros de altura, algunos de ellos erigidos a finales del siglo XVII para reducir la fuerza de las olas y proteger parte de la ciudadela.

Armadores, corsarios y navegantes forman parte de la historia de Sain-Malo, así como los marineros y pescadores, que ven constantemente afectada su actividad por las mareas. Los equinoccios, por ejemplo, son muy esperados porque el mar se retira más de lo habitual, aunque también son muy temidos por las posibles inundaciones. La leyenda popular cuenta que las esposas de los marineros solían esperar en el dique su regreso en el rompeolas, aunque fuera en vano.

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