
Tiene una explicación. En el siglo XV, el rey Juan II de Castilla otorgó a la villa el título de ciudad con el objetivo de intercambiársela a Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, por Peñafiel. Desde entonces, a Frías se la conoce como Ciudad de Frías. Ubicada al norte de la provincia de Burgos, sobre el cerro de La Muela y acompañando al río Ebro, esta localidad es un pueblo medieval en toda regla, de esos a los que no les falta una muralla (muy bien conservada), un puente y un castillo medievales de cuento. Quien visite Frías, tampoco puede perderse la ermita de Santa María de la Hoz ni la parroquia de San Vicente Mártir.
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