Situada en los meandros del río Ourthe, del que se extraen las piedras que adoquinan la calle más antigua del lugar, Durbuy ofrece muchos encantos más allá de su entrañable título. Su centro histórico es todo un laberinto de calles peatonales coronadas en lo alto por murallas y rodeada por la naturaleza exhuberante de la región valona. A pesar de no tener un número de habitantes elevado ni grandes dimensiones, adquirió el calificativo de ville (ciudad) en 1331 por su prestigio en el comercio y la justicia de la zona.
El municipio belga tiene muchos atractivos, entre los que se encuentran el parque de Les Topiaires, el peñasco del anticlinal y el castillo que defiende el valle. El cangrejo y la mermelada son las especialidades gastronómicas de la ciudad, que fue galardonada en el 2007 por el programa europeo EDEN (European Destinations of Excellence) por su gestión en materia de turismo sostenible.
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