Bajo las aguas de la costa oeste de la península del Cabo Malea (Peloponeso), yacen quince edificios pertenecientes a Pavlopetri, una ciudad de la Edad de Bronce que estuvo ocupada desde el tercer milenio y hasta el 1.100 a.C. y que hoy se ha convertido en la urbe sumergida más antigua del mundo según la UNESCO. Junto a las casas, se pueden observar patios, calles y decenas de tumbas como si se tratara de una pequeña Atlántida.
Estos vestigios submarinos, que reposan a algunos metros de la orilla en la bahía de Vatika, fueron descubiertos en 1967 por el oceanógrafo australiano, Nicholas Flemming, quien trazó un completo mapa de la misma. Años más tarde, en 2016, se incluyeron en la lista World Monuments Watch junto con otros sitios del patrimonio cultural en peligro (como Amedy en Irak, las ruinas de Kua en Tanzania y la torre de Shukhov en Rusia), dada su vulnerabilidad frente a la contaminación y al cambio climático.
Situada en el extremo sur de la península de Peloponeso, su accesibilidad es excepcional, ya que está a escasos metros de la costa de la isla de Elafónisos. A pesar de ello, sigue siendo un misterio porqué acabó sumergida. Para aquellos que no sean expertos en buceo, numerosos restos de la ciudad, tales como ánforas minoicas y micénicas, junto con una variedad de utensilios y vasijas antiguas, se exhiben en el museo arqueológico de la localidad de Neápolis.