El patrimonio industrial español tiene en esta obra de ingeniería su mejor exponente, el primer puente transbordador de estructura metálica construido en el mundo. Erigido en 1893 con el fin de poder cruzar la ría del Nervión sin por ello impedir la entrada de los grandes barcos hasta el puerto de Bilbao, este puente es mucho más que una buena idea. Ideado por Alberto de Palacio y Elissague, su principal innovación fue el sistema de cables por el cual las mercancías, vehículos y personas podían cruzar de un lado a otro. Su característico color rojo, el hecho de ofrecer un mirador en sus vigas superiores y su singular forma lo han convertido en todo un icono por el que pasan cada año tres millones de personas.
