El volcán de Santa Margarida, de 682 metros de altitud, entró en erupción hace alrededor de 11.500 años. Esta formación no es la única del entorno: se sitúa en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, en la provincia de Girona, con 40 conos volcánicos y más de 20 coladas de lava. Todos estos volcanes se cubrieron de vegetación, pero el de Santa Margarida tiene una particularidad: en su cráter se construyó la ermita de Santa Margarita de Sacot.
Este edificio, Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, es de estilo románico, sencillo, de una sola nave y se cree que fue erigida a finales del siglo XII. Tras dos terremotos en 1427 y 1428, quedó totalmente destruida, pero fue restaurada en 1865, con una estructura de una sola nave. El motivo de que se construyera en este lugar es, según indican els Goigs a llaor de la Santa, el hallazgo de su imagen en el mismo cráter del volcán. La imagen, hecha en alabastro, resistió a los terremotos del siglo XV y la que puede verse en la ermita es una copia.
Una virgen de lo más resilente
La primera noticia histórica de Santa Margarita de la Cot data de 1403 cuando Bernat de Ça Terrada, el 16 de Mayo de dicho año, hace testamento dejando 10 sueldos a favor de la obra de la capilla de Santa Margarita.
Salvada también de la destrucción de la guerra civil, se hizo una reproducción para venerarla en la capilla, y la auténtica se encuentra, hoy en día, en el Museo Diocesano de Girona. “
Un bosque mágico
A pocos kilómetros de la ermita, es posible explorar el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, un entorno conformado por aproximadamente 40 conos volcánicos. Desde la localidad de Sant Joan les Fonts, el río Fluvià guía al visitante hacia el sur, revelando los puntos destacados de esta área protegida, cruzada por alrededor de treinta senderos, algunos de los cuales son accesibles en calesa. Dentro del parque se encuentra la Fageda d'en Jordà, un bosque de hayas con un aspecto mágico y uno de los más extensos del país. Su exuberante follaje cambia de color según la estación del año. Un lugar mágico que inspiró a uno de los grandes poetas catalanes, a Joan Maragall: "uno piensa en no salir... oh, liberadora prisión").
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