
Esta estación de tren situada en el centro de la ciudad se inauguró en 1916 y se erige sobre los cimientos del antiguo convento de São Bento de Avé-Maria. Lo más llamativo del lugar no es su estructura, hecha de granito, sino su vestíbulo, decorado con más de 20.000 azulejos blancos y azules, obra del artista Jorge Colaço. Curiosamente, los azulejos de la estación de São Bento, en Oporto, fueron creados antes de su apertura, al igual que la llegada de los trenes, que fue anterior a su inauguración.
Los azulejos que recubren su primera sala están pintados a mano con escenas históricas portuguesas, como la batalla de Valdevez, la conquista de Ceuta o la visita del rey Juan I y su mujer, Felipa de Lancaster. Oporto, que fue anteriormente la capital de Portugal, inició su expansión ferroviaria en el siglo XX con esta estación, que hoy en día es una de las más transitadas del país.
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