El Cabo Touriñán es un paraje inhóspito y extremo de la Costa da Morte que tiene la particularidad de estar más al oeste que el propio Finisterre, donde los romanos pensaban que estaba el fin del mundo. Y sobre el cabo, el faro Touriñán, testigo de grandes temporales y mares traicioneros. Y es que la punta occidental del cabo entra en el mar en la forma de una serie de rocas con sus peligrosos bajíos para la navegación. De hecho, el faro original, inaugurado en 1898 y que aún se puede ver junto al nuevo, no estaba previsto, sino que fueron los graves naufragios de la época los que forzaron su construcción. El faro nuevo llegó casi cien años después. Ambos, pero, tienen el privilegio de ser el último balcón continental desde el que poder despedir al sol.
Fue el catedrático de Electromagnetismo en la Universidad de Santiago de Compostela Jorge Mira Pérez quien determinó en un artículo científico qué puntos eran los que ofrecían la última puesta de sol en la Europa continental, algo mucho más complicado de determinar de lo que parece debido a la inclinación cambiante del eje de rotación terrestre respecto al sol
Lo que determinó es que, entre el 24 de marzo y el 23 de abril, y desde el 18 de agosto hasta el 19 de septiembre, el Cabo Touriñán es el último lugar de la Europa Continental en el que se ponen el sol. Además, Mira Pérez determinó un calendario con otros lugares desde donde ver el último atardecer continental:
- Cabo de São Vicente (19 de octubre-21 de febrero)
- Cabo da Roca (21 de febrero-24 de marzo y 20 de septiembre a 19 de octubre)
- Aglapsvik (24 de abril-1 de mayo y 11 de agosto a 18 de agosto)
- Måsøy (1 de mayo a 10 de mayo y 2 de agosto a 10 de agosto)