Un recorrido de tan solo 67 metros conecta la parte baja y la parte alta de la ciudad. Lo más curioso es que no es una escalera, ni una calle muy empinada, sino un funicular que se instaló en el año 1890 y que tiene el récord de ser el más corto del mundo. Ubicado en la calle más larga de Zagreb, hasta 1934 funcionaba a vapor, y ahora ostenta el título de medio de transporte más antiguo de la ciudad, por lo que está protegido como monumento cultural. En tan sólo un minuto, los vagones suben (o bajan) pudiendo transportar en su interior hasta 28 personas.
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