
Que siendo Islandia un país de cascadas fascinantes sea ésta la más conocida indica que no se trata de cualquier cosa, sino de una auténtica maravilla natural. Gullfoss, también conocida como la 'Cascada Dorada', está situada en el curso del río Hvítá, muy cerca de Reykjavík y es uno de los espectáculos que forman parte del Círculo Dorado, la ruta turística más popular.
La llegada a la cascada es asombrosa: desde el acceso por la parte más baja, el mismo terreno oculta el curso del río, dando la impresión de que se introduce en las profundidades de la tierra. El ruido es ensordecedor y el agua en suspensión flota hasta calar poco a poco, si es que no se ha tenido la precaución de ir con un chubasquero o ropa impermeable. Eso sí, si hay sol, el arcoíris está garantizado.
La cascada de Gullfoss se forma con tres saltos. Uno primero de once metros, un segundo de veintiún metros y un salto final, oblicuo a los anteriores de treinta dos metros que cae al cañón que encauza al río. En la actualidad es todo un símbolo, pero la cascada Gullfoss estuvo a punto de convertirse en una central eléctrica a mediados de S. XIX. Afortunadamente para todos, Islandia decidió apostar por un turismo sostenible y cuidar de su riqueza natural.