Entre grandes montañas y el cauce de agua, se abre paso el único fiordo del Mediterráneo frente a la bahía de Kotor, en Montenegro. Aunque a decir verdad, tildarlo como fiordo no es más que un buen reclamo turístico pues en realidad se trata de un cañón sumergido por el antiguo río Bokelj. Sobre este se asientan algunas de las iglesias más pintorescas, como Gospa od Škrpjela, también conocida como Nuestra Señora de las Rocas.
El templo, de estilo bizantino, se encuentra en un islote artificial hecho a base de material rocoso y restos de los barcos que antaño se hundieron en el Adriático. Se comenzó a construir en el siglo XV, en pleno período de dominación veneciana, aunque si hay que darle las gracias a alguien por cuidar de esta joya, no hay duda que el reconocimiento es para los habitantes de Kodor, quienes se han encargado durante décadas de que el templo siga a flote.
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