
Si se mira con detalle los mapas, se comprobará que la geografía puede regalar más una curiosidad. Es el caso de la isla de Ometepe, en Nicaragua. Se trata de la isla más grande del mundo enclavada en un lago de agua dulce. En total, 276 km², dos volcanes gemelos -el Concepción y el Maderas-, varios petroglifos realizados a partir de 300 a. C., playas salvajes y lagunas de color turquesa donde darse un chapuzón como si uno se encontrara en el paraíso.
Cuando se divisa su silueta por primera vez, se dibuja en el rostro la fascinación. No es para menos: despuntan en el horizonte dos volcanes cónicos perfectos. De hecho, Ōmetepētl es un vocablo de origen Náhuatl que significa ‘dos montañas’. A medida que el ferry avanza por el lago Cocibolca (o Gran Lago de Nicaragua), se aprecia con más detalle las vistas. Aguarda para el viajero un verdadero paraíso, tal vez el lugar más turístico del país centroamericano.