Las islas flotantes a más de 3.000 metros de altitud

Los uros llevan siglos viviendo sobre las islas que ellos mismos confeccionan a partir de las raíces del totora, una variedad de junco que crece en el lago Titicaca.

Uros

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Que llueva en los Andes significa poder mantener los pies secos durante varios años más. Vaya una contradicción. Cerca de la bahía de Puno, en pleno centro del lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, el pueblo de los uros se mantiene a flote gracias a las islas flotantes que ellos mismos han creado. Los monzones expulsan hasta la superficie las raíces de los juncos totora, una variedad que puebla los bajos fondos del lago. Con ellas, los uros son capaces de construir un suelo firme con la ayuda de piedras que anclan la base al terreno acuático.

Pero el totora sirve para mucho más. Sus barcas, un tipo de embarcación a caballo entre la góndola veneciana y las canoas nórdicas, y sus casas están construidas a partir de este vegetal, capaces de perdurar hasta 23 años en pie. Los uros fueron uno de los primeros pueblos en coronar el Altiplano, antes incluso que los incas, pero debido a la competitividad que existía por el terreno, se echaron al agua. Un modo de vida que sigue vivo en la actualidad.

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