A principios del siglo XX, el empresario y mecenas catalán Eusebio Güell encargó a Gaudí el diseño del chalet Catllarás, situado en la Pobla de Lillet, en el prepirineo catalán. El edificio serviría de vivienda temporal para los trabajadores de su fábrica. Durante el proceso, Gaudí se alojó en la casa de la familia Artigas, una de las más poderosas e influyentes entre la burguesía de la época y, en agradecimiento a su hospitalidad, el célebre arquitecto diseñó también los jardines Artigas.
En origen, se trataba de un espacio privado reservado a la familia pero con el paso del tiempo el parque pasó a considerarse como bien popular y hoy su acceso es público. El diseño está pensado como una oda al agua y la naturaleza, y prueba de ello son los múltiples puentes y miradores dirigidos a admirar el cauce del río Llobregat. Al igual que el Parque Güell, en Barcelona, los jardines siguen la línea modernista del artista catalán regidas por las formas orgánicas y curvas que simulan la geometría del bosque.
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