Esta es la historia de un sueño. Concretamente el del coleccionista de arte Franco Maria Ricci, quien confiesa que "de pequeño amaba los laberintos". Y de mayor lo sigue haciendo. El año 2005 decidió materializar su sueño e iniciar las obras para la construcción de un laberinto de bambú en la localidad italiana de Fontanello, que culminarían 10 años más tarde. Con alrededor de 6 hectáreas, el Laberinto della Masone se ha convertido en el más grande del mundo. Pero no es solo esto. En su interior alberga una sala con unas 500 obras de arte de entre los siglos XVI y XX y con una gran biblioteca. Además, se celebran muestras temporales y conciertos.