
En la Columbia Británica, a escasos metros del paso fronterizo entre Canadá y Estados Unidos, se encuentra uno de los fenómenos naturales más espectaculares del mundo. Se trata del lago Kliluk, una balsa de agua cubierta por cientos de lunares que varían su color durante la época del año. Las motas en forma circular se deben a la evaporación del agua, que al volatilizarse hacen que los minerales se cristalicen en la superficie, creando de ese modo pequeños pozos.
La gama cromática varía en cada círculo según la composición mineral del agua, llegando a teñirse de amarillo, verde, plateado, azul celeste, etc. Tanta es su riqueza rocosa que durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Británico instaló una planta de extracción a orillas del lago, consiguiendo sustraer hasta una tonelada diaria de material.
Más ubicaciones exactas.