La locura de Ceausescu

A través de los Cárpatos se extiende la Transfăgărășan, la carretera más bella del mundo, cuya construcción encierra los miedos del dictador rumano y decenas de muertes.

Transfăgărășan, Rumanía

Foto: iStock

Antes de 1970 ya existían en Rumanía rutas que conectaban Transilvania con Valaquia, pero la Transfăgărășan es más bella. Ese parece ser el único argumento para defender su construcción, pues hoy en día, sigue siendo un símbolo que promueve el orgullo patrio, aunque también actúa como reclamo turístico y es que se ha llegado a apodar como la carretera más bonita del mundo. Pero a sus espaldas carga con una historia violenta y paranoica.

El ideólogo fue el dictador rumano Nicolae Ceausescu que, preocupado por una posible invasión soviética, mandó construir una carretera que uniera ambas regiones a través de los Cárpatos. El descomunal proyecto conocido como “la locura de Ceausescu” se hizo en un tiempo récord. Cinco años en los que se invirtieron más de 6.000 toneladas de dinamita y murieron decenas de personas. El resultado fueron 90 kilómetros de asfalto retorciéndose para sí como una serpiente, curvándose infinitamente hasta perderse en el horizonte. Y aunque nunca llegara a utilizarse para los motivos por los que fue construida, la Transfăgărășan es hoy uno de los puntos turísticos más céleres de Rumanía. No obstante, la carretera es tan bella como inútil, ya que durante ocho meses al año permanece cerrada. Los vientos, la niebla y sobre todo, la nieve, hace inaccesible el paso por aquí.

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