Han pasado ya más de 1.600 años y en su Confessio, San Patricio apenas habla de su vida seglar, por lo que poco se sabe del lugar donde nació. Eso sí, se puede perfilar siguiendo algunas pistas, como el hecho de que fuera originario de aquella Britania romana y que descendiera de una familia vinculada con el ejército. De hecho, su padre era un alto cargo militar y, también, ejercía de diácono cristiano. También se sabe que a la edad de 16 fue hecho prisionero por unos piratas procedentes de la isla de Irlanda, a donde fue trasladado y pasó seis años de esclavitud. De aquel rapto se sabe que supuso la destrucción de la casa familiar y, a través de diferentes conjeturas y mediciones, se calcula que no distaba mucho del fuerte de Birdoswald, en pleno muro de Adriano; un baluarte del Imperio del que en la actualidad sobreviven los restos nimios de algunas paredes.
Volviendo a la vida de San Patricio, tras liberarse de sus captores, estuvo formándose en la Galia y regresó a la isla esmeralda, donde se convirtió en el principal evangelizador cristiano y en uno de los patrones de Irlanda. Desde entonces, cada 17 de marzo viene celebrándose el Día de San Patricio, el día de su defunción.