
En 2020, el Valle de la Muerte (California) registró temperaturas que llegaron hasta los 54,4 grados centígrados, dejando cara la tendencia ascendente de los últimos años. A este, le siguen otros hornos terrestres como Dallol (Etiopía), Wadi Halfa (Sudán) o Kebili (Túnez). Sin embargo, ninguno de ellos se acerca a la cifra registrada quince años antes por la NASA, en el desierto de Luz. Allí, en el sudeste de Irán, se extiende una masa de tierra que en verano se convierte en puro fuego. La tierra entonces se resquebraja a medida que se accede al interior y la arena comienza a quemar como miles de cerillas ardiendo al mismo tiempo. En verano, de hecho, las autoridades impiden el paso por el alto riesgo de muerte, y es que en este desierto, se registró una temperatura de 70 grados centígrados, la mayor de toda la historia.
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