
Más de un siglo de prospecciones y de excavaciones han hecho que este curioso lugar ubicado al suroeste de Salt Lake City sea la mina a cielo abierto más grande y profunda del mundo. Un récord hipnótico, no solo por su forma, que se justifica por la búsqueda de un material, el pórfido de cobre, que hizo que en 1906 se comenzara a remover la tierra y a profundizar en estas coordenadas con el fin de explotar este yacimiento. Hoy sus cifras son fascinantes y dan fe de esta singularidad: 1,2 km de profundidad, 4 km de diámetro y una superficie total de 7,7 km2 que lo han convertido en uno de los hitos del país.