Unos metros por encima del río Crystal, en Colorado (Estados Unidos), una casa de madera mira directamente al precipicio. Pegada a uno de los muros laterales, desciende una columna de troncos entrelazados hasta una pequeña cascada que deja caer con fuerza el agua que fluye por el cauce. La casa es en realidad un molino abandonado. Siendo más exactos, no es ni siquiera un molino, sino una estación de compresión que utilizaba la fuerza del agua para generar energía.
Se utilizó durante las últimas décadas del siglo XIX para alimentar a las maquinas que trabajan en las minas de plata de alrededor. En 1917 cayó finalmente en desuso y el molino perdió toda utilidad. Sin embargo, la estructura se conservó y en la actualidad es uno de los molinos más fotografiados del mundo y una de las atracciones más visitadas del estado de Colorado. Para llegar hacia él hay que caminar a través de una ciudad fantasma entre extensas arboledas. En su apogeo, allí vivieron hasta 400 familias mineras pero hoy solo quedan un par de casas.
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