Según la tradición oral, el Santo Grial llegó de Roma a Hispania y pasaría por la la cueva de Yesa, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo y la catedral de Jaca, y ya en 1071 el obispo de Jaca lo llevaría al monasterio de San Juan de la Peña. Con los años, el cáliz iría fluctuando por el territorio hasta aterrizar en la Catedral de Valencia, donde permanece en la actualidad. Quienes se acerquen a visitar el monasterio de San Juan de la Peña, pueden observar una réplica en su interior. Enclavado en lo alto del pirineo aragonés, en Botaya, se ha convertido en un importante destino de turismo religioso.
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