
Cuenta la leyenda que Padmasambhava, el héroe místico de Bután e introductor del budismo en el Tíbet, llegó a esta loma situada a 3.200 metros de altitud volando desde la India sobre Yeshe Tsogyel, la venerada yogui convertida en tigresa. Justamente, este monasterio que mira al abismo es conocido como el nido del tigre, aunque su nombre original es Tagktsan. Para ascender hasta él, hay que caminar poco más de dos horas y media sorteando bosques de coníferas entre las nubes que se filtran a medida que se gana altura. Una ruta que parece idílica hasta que llegar al último tramo. En ese punto, una senda de escalones cuelgan de un acantilado no apto para todos.
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