
La mística y la tradición juegan un papel importante en las cuevas de Longmen, al noroeste de China. Allí, cincelados en la misma piedra de las montañas hay más de diez mil esculturas de Budas que gobiernan el lugar en posición meditativa. Esta obra de arte gigantesca empezó hace en el 495 d.C y las diferentes dinastías se han encargado de aportar su grano de arena. La más importante es Vairocana, el buda más grande de la colección, que mide casi 18 metros. El mural no solo representa Budas, sino pasajes de la cultura tradicional china, incluido el viaje, presente a través de escenas propias de la ruta de la seda.
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