
Entre 1831 y 1836, un bergantín de la Royal Navy haría historia por estas tierras cambiando por completo la interpretación del mundo y los orígenes del ser humano. De aquel viaje a bordo del HMS Beagle, un tal Charles Darwin publicaría –veintitrés años después- la teoría de la evolución. Tal fue el legado de estos viajeros que escogieron el nombre del capitán de la embarcación para dedicarle uno de los picos más inaccesibles del mundo, el cerro Fitz Roy. Casi 3.400 metros de altura situados en la Patagonia, los indígenas la llamaban 'El Chaltén', conocida como montaña humeante por las grandes formaciones de nubes que cubren las partes más altas de este conjunto de cimas. No fue hasta 1952 que los franceses Lionel Terray y Guido Magnone hicieron cumbre por primera vez, hoy en día es común ver a alpinistas y senderistas aficionados realizar trekking por la zona.
Como curiosidad, el capitán Fitz Roy no solo dejó impregnado su nombre en el lugar sino que secuestró a cuatro indígenas de Tierra del Fuego para enseñarles las ventajas de la civilización con el objetivo de que, años después, pudieran compartirlos con sus semejantes.
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