Para conmemorar el 800 aniversario de la dinastía Wettin se construyó un mosaico de 102 metros de largo y nueve de altura que pasaría a ser el más grande del mundo. Se trata del conocido como ‘el Desfile de los príncipes’ o Fürstenzug, ubicado en el centro histórico de Dresde, concretamente en una de las paredes del antiguo Palacio Real. Construido con aproximadamente 24.000 azulejos de porcelana procedente de Meissen, la imagen que se muestra es un desfile de los monarcas sajones de la casa Wettin a caballo y acompañados de su corte, sumando un total de 93 figuras. Antes de que se construyera, en aquella pared, el artista Wilhelm Walther plasmó esa misma escena con pintura, pero tras los achaques del tiempo se decidió realizar el mural de azulejos para que la obra, en cierto modo, no desapareciera. Aunque el 70% de la ciudad de Dresde quedó destrozada durante la Segunda Guerra Mundial, el mosaico sobrevivió intacto milagrosamente.
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