Cuando en 1960 se construyó el embalse de Canelles, Finestres quedó deshabitado. Hoy, un molino de aceite y las ruinas de la iglesia del siglo XVII son testigos de la historia del pueblo oscense, así como el castillo defensivo que se erige enfrente, justo en la muralla, en una posición estratégica entre Huesca y Lleida. Oficialmente conocida como Roques de la Vila, se originó como consecuencia del movimiento de las placas tectónicas, que hizo que se levantara la piedra calcárea en forma de barrera vertical, lo que le ha dado el sobrenombre de Muralla China de Huesca.
El pueblo abandonado de Finestres es el punto de partida de la ruta que recorre la muralla y se detiene en varias ermitas medievales, como la de San Marcos y la de San Vicente. Dado el creciente interés por este capricho natural de la comarca aragonesa de Ribagorza, también existen empresas de alquiler de kayak para navegar por el embalse de Canelles y cruzar una de las ventanas o partes abiertas de la muralla.