
Uno parece que no está en la Tierra cuando pisa el Valle de la Luna. El nombre ya lo advierte. Su paisaje, formado por dunas, valles y colinas de sal, roca y arena, es similar al de la luna. Y no es de extrañar. Está situado en San Pedro de Atacama, el desierto no polar más árido del mundo, y también uno de los más visitados. ¿Sus atracciones principales? La cordillera de Domeyko, el Anfiteatro Valle de la Luna y el vecino Valle de la Muerte. Todo conforma un fenómeno natural que surge del encuentro del desierto de Atacama con la cordillera de Los Andes. Visitarlo en el atardecer o anochecer es un regalo de tonalidades de colores, pero es cuando hay luna llena que el valle se presenta más majestuoso.
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