Según la tradición espiritual indígena bön, en el valle de Yarlung, el primer rey tibetano, Nyatri Tsenpo, hizo construir el primer palacio de la historia tibetana: el Palacio de Yungbulakang (o Yumbu Lakang), también conocido como el palacio de la madre y el hijo. Todavía hoy, en su interior se pueden observar murales que registran la historia temprana del Tíbet.
En la planta baja del monasterio, se realizaba la coronación de los reyes tibetanos frente a la atenta mirada de una gran estatua de buda, una figura del gobernante Nyatri Tsenpo y otras tantas de antiguos emperadores que resisten el paso del tiempo. Después de actuar como palacio de verano del trigésimo tercer rey tibetano, Songtsen Gampo (604-650 d.C.) y su princesa china, Wencheng -quienes transfirieron su sede a Lhasa-, Yungbulakang se convirtió en un santuario. Mil años después, durante el reinado del V Dalai Lama (1617-82), adquirió el papel de monasterio de la escuela Gelug. Ya durante la Revolución Cultural o Gran Revolución Cultural Proletaria de 1966, el monasterio sufrió graves daños y fue reconstruido en 1983.
La parte delantera del edificio se conforma de tres pisos, mientras que la parte trasera está dominada por una torre alta, donde hoy se puede subir para observar los alrededores desde las alturas.