
El viento entra peinando la ciudad de San Sebastián gracias al genio de Eduardo Chillida. Lo hace por el extremo de la bahía de La Concha, al final de la playa de Ondarreta y a los pies del monte Igeldo, un espacio mágico por el que el genial escultor siempre sintió una fuerte vinculación. Cuentan que los días de temporal Eduardo Chillida se escapaba del colegio para asomarse al mar y ver las olas y el viento en acción. Tal vez ya se preguntara acerca de ese enigma que supone el horizonte.
Ahí están los elementos batiéndose sublimes: el mar y el viento en una combinación mágica con el arte. El óxido de las esculturas en perfecta simbiosis con las rocas de granito, como si todo fuera uno, como si todo fuera una gran interrogación.
Sin duda, el Peine del Viento XV es la obra más emblemática de Eduardo Chillida. Se trata de un conjunto de tres esculturas instaladas en 1977, en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que se encargó del urbanismo. La obra del genial artista acaba de recibir el sustento que merece con la reapertura de Chillida Leku. El museo se vio forzado a cerrar puertas en 2010. Ahora, el sueño del artista vuelve a ser posible.