Este ágora se mantiene como uno de los grandes emblemas de la urbe germana. Esta plaza, levantada en los años 60 como epicentro del Berlín comunista, mantiene su esencia de cruce de caminos y de ágora de tendencias. No en vano, en ella se encuentra el famoso Reloj Mundial que da las horas de diferentes partes del Globo así como la famosa Torre de Comunicaciones, el mayor prodigio arquitectónico e ingeniero de la RDA. Hoy en día se puede subir hasta lo más alto gracias a dos ascensores que llegan hasta un mirador desde el que se conquista, con la mirada, la gran llanura alemana.