
Corría 1883 cuando Ermelinda Gago da Câmara y su hijo José Honorato abrieron esta fábrica de té en las Azores bajo el nombre de Gorreana. Dos siglos más tarde, la isla de São Miguel sigue siendo conocida por estas plantaciones, que forman parte de las postales más conocidas del archipiélago portugués. Junto a plataneras, campos de tabaco y cultivos de taro, los campos de té aportan un aire tropical a la isla, que contrasta con un imaginario más norteño de castaños, setos y praderas.
Más ubicaciones exactas.