El pueblo clavado en la roca que nació de una bendición

Según la leyenda, unos marineros portugueses consiguieron llegar allí a salvo de la mala mar gracias a la virgen de la Candelaria.

Proís de Candelaria

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La isla bonita es una continua sorpresa donde el idilio entre el bravo océano y la escarpada tierra no dejan indiferentes a nadie. Uno de esos rincones con encanto es Proís de Candelaria, un pequeño pueblo enclavado en una roca y abocado al Atlántico con apenas 60 casas pintorescas que han ido pasando de generación en generación.

Tras bajar una escarpada carretera que hace del acceso algo complicado (a pesar de que se puede visitar, sin pasear por sus calles, desde el mar) y después de bajar un tramo de escaleras, se llega a esta pequeña villa dentro de una semicúpula pétrea en la costa de Tijarafe, municipio al que pertenece, en la isla de La Palma.

Se cree que fue en el siglo XVI cuando, según una leyenda, unos marineros portugueses atracaron allí para resguardarse de la mala mar y al bajar la imagen de la Virgen de la Candelaria que llevaban a bordo las aguas se calmaron, lo que vieron como una señal para construir el pueblo.

Aunque en la actualidad no se encuentra en la cueva, si que está en ella la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Hasta 1921 los habitantes sólo podían acceder en barco y pequeños senderos tallados en la roca, pero ahora el lugar atrae a muchos bañistas y curiosos durante todo el año, por lo que los vecinos decidieron construir una pequeña escalera para facilitar la entrada y salida al mar.

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