Desde que en 1994, el pueblo granadino de Bérchules sufrió un apagón que les impidió seguir en directo las campanadas del 31 de diciembre, sus vecinos y visitantes celebran el Año Nuevo en agosto. Como ese día no se pudo celebrar la Nochevieja como se debía, el alcalde y otros empresarios decidieron celebrarlo en otro momento. Decidieron que fuera en verano para evitar otro apagón de luz, concretamente el primer fin de semana de agosto.
El ambiente navideño junto a las temperaturas veraniegas de Sierra Nevada, hicieron que la primera edición del Fin de Año en agosto fuera todo un éxito. Desde entonces, miles de personas asisten a este acontecimiento en el pueblo de Bérchules.